Monasterio Santa María

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El milagro del Monasterio de Santa María

La Asociación de Amigos del Monasterio afronta una fase decisiva del Plan Director con la recuperación de la Casa del Capellán.

05.10.14 -09:22 –ANTONIO M. DE LA VEGA

Los techos se han abierto en el monasterio de Santa María. Lo que hace tres años eran pequeños agujeros se han convertido en grandes huecos de luz. No es un milagro. Más bien al contrario. Es la consecuencia del paso del tiempo, de la falta de mantenimiento, de la humedad de Cádiz y del poco apego por el patrimonio de algunas instituciones. El milagro es el que están llevando a cabo un grupo de gaditanos que, sin más motivación que velar por la conservación del edificio y echar una mano a las monjas que habitaban en él hasta el año 2011, están consiguiendo reconstruir algo que en cualquier parte sería considerado una institución.

La Asociación de Amigos del Monasterio de Santa María se empeñó y lo está logrando. El monasterio no se va a caer, las monjas van a volver a su casa y la ciudad va a ganar nuevos servicios para crecer en atractivo turístico y cultural. Sólo tres años después de conformarse como colectivo, este grupo de personas que llegan ya a sumar el centenar, aunque hay una docena de socios que llevan la iniciativa desde la Junta Directiva, han conseguido firmar un convenio marco con el Ayuntamiento de Cádiz para colaborar en la rehabilitación del inmueble, han elaborado distintos proyectos de usos futuros, han realizado los trabajos necesarios para detener el imparable –o eso parecía– deterioro, han puesto puntales, han diseñado los planos y los planes de la obra, han hecho cálculos, han abierto las puertas del monasterio a los particulares interesados en conocerlo, han buscado dinero de debajo de las piedras y se han ganado el respeto de las religiosas Concepcionistas y de la ciudad de Cádiz. Ese es el milagro de Santa María.

El trabajo de este grupo de personas comienza a dar sus frutos. Les consta que el Ayuntamiento de Cádiz está a punto de convocarlos para la firma del primero de los acuerdos concretos de actuación en el monasterio. Esta va a consistir en la rehabilitación de la Casa del Capellán, que también fue la casa de los porteros. Los técnicos voluntarios de la asociación se han encargado de realizar el proyecto (que ya ha recibido el visto bueno de los técnicos municipales), cuyo coste aproximado de ejecución ascendería a unos 450.000 euros. Allí, en torno a un pequeño claustro en el que se han descubierto una serie de columnas y arcos ocultos por un muro que desaparecerá para darle al lugar una mayor amplitud y luminosidad, se van a disponer de doce habitaciones que en un futuro servirán para dar un servicio turístico, de hospedería, pero que inicialmente (si todo va bien, en poco más de dos años), se convertirán en las celdas provisionales de las hermanas Concepcionistas, hoy en el convento de Feduchy. En esa zona del monasterio podrán recuperar su vida de clausura mientras no se rehabilitan las celdas que circundan el gran claustro central. Cuando este espacio pase a ser un alojamiento turístico quedará aislado de la zona de clausura y su explotación servirá para ayudar en el mantenimiento del conjunto arquitectónico. No obstante, este proyecto se ve más a largo plazo.

Esa será otra fase del trabajo. Y después vendrán más. Una de la que más ilusiones despierta es la conversión del monasterio original, el que se levantó en 1527 en la montaña de Santa María comprando varias casas de vecinos situadas en torno a un pequeño patio, en un museo. Este es el primer espacio que enseñan los voluntarios de la asociación en las visitas guiadas que vienen organizando desde el pasado mes de agosto. La idea es adaptar algunas de las dependencias para instalar un obrador; mantener la estructura del pequeño claustro, con su gran olivo de más de 200 años –contemporáneo del drago que muriera en el patio de la antigua Escuela de Bellas Artes del callejón del Tinte–, restaurar algunos de los elementos de gran valor que se conservan en el patio, como los bancos de azulejos valencianos y, sobre todo, la conversión de una antigua sacristía en un museo en el que se puedan exponer no sólo los elementos de valor que se conservan en el monasterio, sino que también tenga una vocación didáctica, en el que se explique la historia del monasterio, de la congregación, cómo era la sociedad de la época de su fundación o en qué consiste la vida en clausura.

Quienes explican todas estas cuestiones son dos de los miembros de la junta directiva de la Asociación de Amigos de Santa María, Antonio Ramos y Rodolfo Morales. Ellos, junto al resto de la directiva, se han encargado de poner en marcha este novedoso sistema de visitas gracias al que, en alrededor de dos meses, ya han explorado el monasterio más de 400 personas. El recorrido comienza con un vídeo en el que se explica la historia y la evolución del monasterio. Y directamente se accede al interior de un edificio que ha permanecido encerrado entre sus propios muros durante siglos.

Trabajos de emergencia

Una de las cuestiones que más llama la atención es el mal estado en que se encuentran algunas de las dependencias. Afortunadamente, los trabajos de emergencia que han desarrollado los voluntarios de la asociación han conseguido paliar los desperfectos, provocados fundamentalmente por las humedades y las filtraciones a través de muros y cubiertas. Los grandes huecos abiertos en algunos de los techos son la prueba. Pero para evitar que vayan a más «se han hecho trabajos de consolidación, reparando las cubiertas para evitar que continúe el deterioro», explica Rodolfo Morales, que es arquitecto técnico y ofrece sus servicios a la causa de forma totalmente altruista, al igual que el resto de asociados. Todas estas intervenciones, que van desde la colocación de puntales, la construcción de muros con bloques de hormigón para evitar derrumbes, la colocación de una red en el campanario para que no caigan azulejos de la misma, o incluso el resanado de una de las fachadas del conjunto –la que da a la calle Mirador–, han sido costeadas con fondos propios.

Todo se está haciendo de acuerdo a las necesidades de las monjas y tratando de adaptar las actuaciones a los usos futuros. Una de las características más significativas de esta construcción de más de 3.500 metros cuadrados es que se ubica sobre la antigua montaña de Santa María, por lo que sus espacios se distribuyen en diferentes alturas. Se están nivelando los suelos, y justo ese trabajo es el que ha permitido encontrar importantes restos arqueológicos de época romana bajo algunos de los suelos. «Ya sabíamos que esto podía suceder y por eso estamos contando con la supervisión de la Consejería de Cultura, que nos indicará como conservar los elementos de valor. Hemos decidido empezar por aquí para que luego no tengamos que parar las obras si aparece algún resto», explican los voluntarios.

Todo ello servirá en el futuro para la instalación de nuevas conducciones, que den servicio tanto al monasterio de clausura como a los espacios turísticos y culturales. También se plantea en una última fase de las obras la adaptación de las dependencias más modernas para acoger locales para el uso de la asociación de vecinos del barrio e incluso una residencia tutelada de estudiantes. Queda mucho tiempo y esfuerzo para que esto sea una realidad. Antes, habrá que ir a lo básico, la seguridad del edificio, su rehabilitación y la transformación de espacios. Será entonces cuando las Concepcionistas puedan volver a su casa, a sus celdas (que también se pueden visitar) y a su plaza, su parque, su huerto, todo junto en el magnífico claustro coronado por un pozo, plantas y árboles frutales que han conocido mejores tiempos, pero que siguen en pie a pesar de la suciedad y las vigas carcomidas.

Con voluntad y colaboración institucional se conseguirá la recuperación de un edifico que ni siquiera está protegido por Cultura. Mientras, la Asociación de Amigos del Monasterio de Santa María seguirá trabajando para que todo esté preparado el día que llegue la financiación y para que los gaditanos conozcan una parte de su historia que dentro de unos años volverá a cerrar sus puertas. Los interesados en hacerlo pueden concertar la cita previa para realizar la visita guiada en el teléfono 622159078 o informándose a través de la página web y las redes sociales del colectivo. La visita, por la que se entrega un donativo de 5 euros, se realiza, en principio, los sábados, pero se pueden organizar en otros días de la semana si hay grupos interesados.


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